Y he empezado por mi cuarto... ¡le tenía unas ganas! Era viejo, anticuado, triste, aburrido (es mi cuarto lo que describo, no os equivoquéis, je, je, je) Cambio con pintura, ilusión, tiempo y mucho amor.
Este es el resultado, aunque aún quedan algunos detalles; como en nuestras casitas, nunca se acaba del todo ¿no?
A ver si os gusta.
Al vestidor le queda por cambiar las cortinas y pintar el mueble del fondo, pero ya es más luminoso sólo con pintar los armarios, ¿verdad?
Un último detalle, la bonita carta que me escribió mi hija: merecía un sitio especial... y ahí lo tiene.